BENEFICIOS DE LA NATACIÓN PARA BEBES
- CCA JORGE SALIM
- Feb 25, 2019
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Updated: Feb 25, 2019
De líquido a líquido, el recién nacido encuentra en la piscina un medio que le resulta muy familiar desde que estuvo en el vientre de su mamá.
El agua es un medio fabuloso para la salud del niño. Tendemos a buscar todos los beneficios posibles en el suelo: jugar, gatear, caminar… pero olvidamos que antes estuvimos en el líquido amniótico y esto nos dio habilidades especiales para desenvolvernos en el medio líquido.
Los especialistas en Pediatría recomiendan introducir este valor a muy temprana edad, cuando todavía el instinto hace que el niño se encuentre, y nunca mejor dicho, como pez en el agua. Por eso recomiendan la matronatación, una especialidad que incluye a especialistas, al padre y la madre y, cómo no, al propio bebé.
Entre los expertos en matronatación, se encuentra la profesora Glenda Salim, una de las hijas del profesor Jorge Salim pionero en esta actividad ya que desde 1980 trabaja con un método propio creado El.
Según los pediatras “Estimular al bebé a edades tempranas y en un entorno adecuado es importante y muy beneficioso para su salud”. De ahí que sea partidario del lema “¡ al agua pato!”
El Centro de actividades acuáticas Jorge Salim enseña anualmente a cientos de bebés (a partir del cuarto mes de nacido), y resume en algunos puntos los beneficios más importantes de la piscina para los bebés:
• Aumenta la habilidad de los músculos, los huesos y la coordinación corporal.
• Estimula el autoconocimiento del cuerpo.
• Estimula el sentido del tacto. Por el chapoteo, por el movimiento en las inmersiones y en cada acción que desarrollan los papás, por los ejercicios.
• Enriquece las experiencias motrices de los niños. Incluso pueden hacerse con música, que facilita el ritmo y la coordinación, y es capaz de estimular o tranquilizar al pequeño en la relación con el agua y con sus papás.
• Ayuda a mantenerse en forma y a mejorar la tonicidad muscular.
• Fortalece la capacidad respiratoria. Que nadie se asuste: no se trata de hacer inmersiones desde el primer día. Todo tiene un proceso y para ello es necesaria la confianza en el medio acuático. Así que hace falta paciencia y que los papás transmitan buena sintonía con el agua.
• Enseña a adaptarse a los cambios.
• Aumenta la resistencia: a cierto cambio de temperatura, a la fuerza del agua.
• Les ayuda a la relajación.
• Estimula la conciencia y la habilidad para salir de las dificultades. Aprenden a responder con prontitud ante un estímulo.
• Ganan en seguridad y confianza. Al dominar su cuerpo en un medio tan inseguro, el niño se siente muy satisfecho. Y si lo consigue gracias a sus papás, esto fortalece su apego.
• Fortalece el vínculo entre el papá y/o la mamá y el bebé. Un papá o una mamá que deja el celular y entra en el agua con el bebé es un papá o una mamá que gana en calidad de vida para él y para los suyos. ¡Ni siquiera en el salón de casa pone tanto los cinco sentidos con el pequeño y desconecta de todo lo demás!
¿Cuándo puede empezar un bebé a establecer relación con el agua?
El bebé está preparado para empezar en cualquier momento en la bañera de casa, desde los primeros días, una vez esté curado el ombligo. En el caso de la piscina, a partir de cuatro meses de vida.
¿Y nadarán enseguida?
Claro que no. Pero si el niño se desarrolla en el agua desde poco después de nacer, enseguida aprenderá a moverse armónicamente, a desplazarse en distancias cortas desde muy pequeño, a valorar los peligros de hacer algo a solas, a girarse y flotar… Algunos aprenden estas habilidades a partir del años y medio, otros a partir de los dos. Hablaremos de nadar, en sentido estricto, a partir de los 3 años. Si un bebé no ha crecido con el agua, aprenderá a los 3 y medio o los 4.
Más de un niño se ha salvado de morir ahogado en una piscina gracias a que ha aprendido a flotar. “Entre los 5 y los 6 meses es la mejor edad para que el bebé empiece a reconocer la flotación y aprenda a flotar”.
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